El Universal
Viena
12:18
Varios diarios austríacos ya habían anunciado hace unos día que sería Welser-Möst quien tomara la batuta del famoso recital. El maestro de 49 años será el sexto austríaco que ocupe el atril de la Sala Dorada del Musikverein en el recital de Año Nuevo y sucederá al francés Georges Prêtrese, que dirigió el famoso concierto.
El director de la Filarmónica de Viena, Clemens Hellsberg, indicó que con esa invitación se reconoce "el trabajo artístico común en ópera y conciertos, que se distingue a través del constante crecimiento del conocimiento musical en los últimos años y se muestra en una feliz inspiración recíproca". Welser-Möst, que asumirá el próximo verano la dirección musical de la Ópera de Viena, dirigió por primera vez a la Filarmónica vienesa en 1998.
El director ha asegurado que el ofrecimiento de dirigir el Concierto de Año Nuevo es para él "una especial alegría y distinción". Desde 1987, la Filarmónica de Viena designa a un nuevo director cada año para dirigir el recital del 1 de enero.
Desde entonces, grandes maestros como Herbert von Karajan, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Nikolaus Harnoncourt o Daniel Barenboim han tenido el privilegio de ponerse al frente de la orquesta austríaca en el Concierto de Año Nuevo.
El Universal
Viena
Viernes 01 de enero de 2010
08:57
El deseo del maestro francés Georges Prêtre de enviar al mundo una "declaración de amor" con el Concierto de Año Nuevo se cumplió hoy con creces en un recital cargado de referencias románticas y de celebraciones a la vida. Con 30 mil flores traídas desde San Remo (noroeste de Italia), la Sala Dorada del Musikverein vienés acogió la tradicional bienvenida al nuevo año que la Filarmónica de Viena ofrece cada 1 de enero.
Prêtre, viejo conocido de la orquesta vienesa y que ya en 2008 tomó la batuta en el recital de Año Nuevo, afrontó con un excelente humor y mayor entusiasmo su anunciado objetivo de que "durante dos horas todos olviden sus problemas". Con tal declaración de intenciones, no sorprende que el recital lo inaugurara la apertura de la opereta "Die Fledermaus", de Johann Strauss hijo, un auténtico canto a la alegría de vivir y a la fiesta.
La obra cumbre del "rey del vals" marcó el tono desenfadado del resto del concierto, poblado por las polcas, los rigodones y los valses del resto de la familia: Johann padre, Josef y Eduard. Temas como "Frauenherz" (corazón de mujer) o "Wein, Weib und Gesang" (vino, mujer y canción) fueron excelentes embajadores de ese espíritu de jovialidad y buen ambiente que presidió el concierto.
"Maravilloso" exclamó Prêtre al concluir la primera parte del recital, que la televisión pública austríaca retransmitió en alta definición a 72 países de todo el mundo. La segunda parte del recital ganó en variedad, con la introducción de compositores ajenos a la dinastía Strauss.
La apertura de la ópera "Las alegres comadres de Widsor", basada en la comedia homónima de William Shakespeare, sirvió para rendir homenaje a su autor, Otto Nicolai, fundador de la Filarmónica y del que en junio próximo se celebra el 200 aniversario de su nacimiento. Y por si la música no había sido suficiente para animar la entrada del año, la retransmisión televisiva del recital se vio aderezada con la inclusión de un número de danza a cargo de los solistas del ballet de la Ópera de París.
Desde las salas del Museo de Historia del Arte de Viena y bajo los acordes de una polka de Johann hijo, Eleonora Abbagnato y Nicolas Le Reiche pusieron movimiento a la música con una coreografía de Renato Zanella. La bailarina italiana lució un impresionante diseño de su compatriota Valentino, que se estrenó en este año 2010 como colaborador del Concierto de Año Nuevo.
El conocido modisto también creó los vestidos de las bailarinas del Ballet de la Ópera de Viena que danzaron siguiendo la música del vals "Morgenblätter". Una primicia en el recital de Año Nuevo, la "Champagner-Galopp" del danés Christian Lumbye, sirvió para que Prêtre y los filarmónicos, con tarareo de la música y lanzamiento de confeti incluido, pusieran fin al programa oficial y felicitarán al público el 2010 al grito de "Prosit Neujahr".
Pero ningún año puede comenzar en Viena sin que suene el auténtico vals de valses. Los acordes de "El Danubio Azul" sonaron en el Musikverein mientras la televisión austríaca mostraba imágenes del recorrido del río desde su nacimiento en la Selva negra alemana hasta su llegada al Mar Negro.
A la elegancia del vals siguió el definitivo y animado fin de fiesta de la "Marcha Radetzky", durante la que Prêtre se desdobló para dirigir a los músicos en sus compases y al entusiasmado público en las palmas, que se transformaron en un enardecido aplauso para agradecer al maestro francés una memorable fiesta de Año Nuevo.