México, 15 de enero.- Preparan desde ahora la convocatoria para el XIX Premio Nacional de Periodismo Cultural que lleva el nombre del destacado escritor y antropólogo mexicano Fernando Benítez, nacido el 16 de enero de 1912, con el cual cerrarán este año las actividades de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Sin importar su nacionalidad, en este certamen pueden participar todos aquellos periodistas que realicen su trabajo en México.
En la historia de este premio, se ha entregado a escritores de la talla de Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Jaime García Terrés, Vicente Leñero, Raquel Tibol, Emilio García Riera, Cristina Pacheco, Huberto Batis y Roger Bartra, por mencionar algunos.
Aunque cabe destacar que el primero en obtenerlo fue el propio Fernando Benítez, escritor, periodista y antropólogo mexicano apasionado por la historia de México, precursor de los suplementos de cultura en el país y destacado catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Nació en la Ciudad de México, en el seno de una familia aristócrata integrada por Fernando Benítez, Guadalupe Gutiérrez Zamora y sus hermanos Carmen, Ana y Alfonso. Pese a que hay pocos datos sobre su infancia, se sabe que su pasión por el periodismo y su destreza por la historia mexicana inició en 1934, como colaborador de la publicación mexicana "Revista de Revistas", para la que escribió artículos que reflejaban su facilidad narrativa y conocimiento de la historia de su país.
Su interés por difundir la cultura mexicana surgió a partir de su ingreso al periódico "El Nacional" y tras conocer diversas secciones a nivel mundial dedicadas a este rubro, se convirtió en precursor de los suplementos culturales en México. En 1947 creó "La revista mexicana de cultura", primer suplemento mexicano que se publicó en "El Nacional", y posteriormente la sección "México en la cultura", para el diario "Novedades". También dirigió "La cultura en México", en la revista "Siempre!", así como "Sábado" y "La Jornada semanal".
Su labor se inclinó por la literatura de denuncia política y social, en la que sobresalían sus ideales de izquierda libre y el debate con la ortodoxia gubernamental, pues siempre estaba a favor de los intereses del lector. Benítez se encargó de mostrar al público la importancia de la cultura mexicana, pues en sus suplementos destacó el trabajo de escritores como Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes y José Emilio Pacheco, así como de los pintores José Luis Cuevas y Vicente Rojo.
Como periodista destacó por su valentía para narrar los acontecimientos más relevantes de la sociedad mexicana de su época, como el conflicto estudiantil de 1968, sobre el que expresó abiertamente una enérgica protesta, además de que brindó su apoyo a los presos políticos. Sus obra estuvo sustentada en su deseo de ver un México solidario, sin pobres arrinconados en la miseria y la ignorancia, así como por su necesidad de reconocer los valores de un universo indígena marginado y explotado que requería integrarse a la sociedad mexicana.
Escribió novelas como "Agua envenenada" y "El rey viejo"; los ensayos "Los hongos alucinantes", "En la tierra mágica del peyote", "Las memorias en el convento" y "¨Qué celebramos, qué lamentamos?", así como el libro de cuentos "Caballo y Dios". Como historiador realizó varias aportaciones, las cuales quedaron impresas en "La Ruta de Hernán Cortés", "Los demonios en el convento", "La Ciudad de México", "Sexo y religión en la Nueva España" y "Viaje al centro de la Tierra".
"Los indios de México" es considerada su obra cumbre, pues en ella rescata el misticismo, cultura e historia de los pueblos indígenas de la Sierra Madre Occidental (huicholes, tepehuanos, coras y nahuas), un trabajo literario y antropológico que le valió 20 años de estudio y está integrado en cinco tomos. Benítez, quien destacó como promotor de la producción literaria y periodística del país, solía decir: "Para los periodistas soy escritor, para los historiadores soy periodista, para sociólogos y antropólogos soy un diletante (que cultiva algún campo del saber como aficionado y no como profesional)". Afirmaba que "un periodista debe tener ojo de tratante de caballos, habilidad de cocinera, constitución de cebú, digestión de ostra; es decir, una infinita adaptabilidad a todas las circunstancias".
En 1969 fue condecorado con el premio Mazatlán de Literatura y en 1987 recibió el Premio Aztlán, por su apoyo y defensa a la forma de vida de los pueblos indígenas de México. Asimismo, recibió el Premio Nacional de Letras y Filología en 1977; el Nacional de Antropología en 1980 y "La Medalla Manuel Gamio" en 1986, año en que también recibió el doctorado Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Fernando Benítez, cuyo nombre ha quedado ligado el Premio Nacional de Periodismo Cultural, el cual se entrega cada fin de año a personalidades que se han destacado en este rubro, falleció hace 10 años, el 21 de febrero de 2000 en la Ciudad de México. (Con información de Notimex/MVC)