Francisco Rodríguez Pérez: Economista y Analista Político 12-01-2010 22:20 Opinión.
El Partido Revolucionario Institucional demostró, una vez más, la certeza de sus procedimientos: César Horacio Duarte Jáquez será su candidato al Gobierno del Estado. Se trata de un chihuahuense ejemplar, su trayectoria vital le ha conducido por los caminos del estado: del sur al norte y del norte al centro, ha hecho suyo el sentir y la grandeza de Chihuahua.
En Parral se ha desarrollado personalmente, con su vocación de productor, ganadero y empresario, además de su trabajo partidista. Su liderazgo se ha enfocado a las causas campesinas. Buena tierra, buena crianza, nobleza de caballero que labró su destino en la capital del mundo y su zona de influencia. Luego la frontera norte lo llamó y lo recibió como recibe a todo aquel que la adopta. En la hermosísima Ciudad Juárez se forjó como Licenciado en Derecho, egresando de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Es tan juarense como parralense. En Ciudad Juárez nacieron sus hijos.
Para Ciudad Juárez es algo trascendente. César Duarte representa una oportunidad extraordinaria para el alma juarense: un ex alumno de la UACJ está en la antesala del Gobierno del Estado. Y es del centro, porque en la capital del estado se consolidó como político, en el Congreso local, función que completaba lo que había hecho antes y consolidaba, después, con su desempeño como diputado federal. Duarte conoce las entrañas de la política, desde la dirigencia priísta en Parral, desde el liderazgo estatal de la Confederación Nacional Campesina, y, fundamentalmente, desde el quehacer legislativo.
El ahora candidato priísta ha sido diputado los últimos nueve años, en la federación primero, en el estado después y, nuevamente, en la federación. Se trata de un legislador profesional, de gran oficio. Un auténtico tribuno. Lo reafirmó durante el año que presidió la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Cuenta, además, con un bagaje impresionante de trabajo político y de movimiento social a favor del campo y el sector productivo. Con esa trayectoria aspira, legítimamente, a la obtención y el ejercicio del Poder Ejecutivo estatal, arropado por el PRI con su Ideario, su plataforma político-electoral, su programa de acción y lo más importante: su militancia, sus bases, sus cuadros profesionales. Con los tiempos precisos, con el cálculo exacto, con las operaciones necesarias, el PRI volvió a sorprender a las clases políticas estatal y nacional. Sus procedimientos siguen siendo tan válidos como lo han sido históricamente. Siguen vigentes las emociones, las angustias, las esperanzas de una nominación que por sí misma genera altas expectativas y renovadas intenciones de voto.
Afortunadamente, en el PRI, prevalecen la certeza política, la certidumbre y la plena confianza. Ahora, se conjugan el hombre y el partido, en las acciones, en las plataformas, en los programas, lo mismo que en las ideas y las palabras. El ahora precandidato encabeza todo un proyecto, toda una forma de dirigir la administración estatal en los cauces, en los caminos, en los espacios edificados por el gobernador José Reyes Baeza Terrazas. Con su nominación, el PRI puede tener la seguridad de la permanencia en el gobierno y la capacidad suficiente para hacer previsiones de acción política de largo plazo y de gran aliento, como lo pedíamos recientemente.
Con la definición de su candidato, el PRI reivindica el compromiso con las causas ciudadanas y se compromete, como el propio César Duarte, para resolver los problemas que enfrentamos los chihuahuenses. El partido y su candidato tienen la suficiente sensibilidad política para escuchar a la ciudadanía y abanderar sus causas y sus demandas. Las elecciones de este año exigen un PRI con mayor responsabilidad, política y social, expresada en su ideario, su plataforma, su estructura territorial y el capital humano quienes le auguran triunfos inobjetables.
El PRI tiene ahora una mayor certeza del triunfo, al basarse en su innegable capacidad política de promoción y obtención del voto ciudadano y en su candidato. Con certeza puede decirse ¡Habemus candidato! ¡Habemus gobernador! Como la historia, la gran época de Césares, sigue a la etapa de Reyes. ¡Salve César!