Además de estar impartiendo el taller “La técnica vocal al servicio de la voz del personaje”, la también integrante de la Compañía Nacional de Teatro también tuvo un espacio en este festival para hablar con los estudiantes universitarios sobre sus experiencias vividas en la dramaturgia mexicana.
En primera instancia, la Mtra. Huertas recordó las experiencias vividas con el Mtro. Víctor Hugo Rascón Banda, orgullo de la dramaturgia chihuahuense que le brindó la oportunidad de conocer la Sierra Tarahumara, así como la serie de costumbres que poseen los rarámuris para iniciar la construcción del personaje de “Rita” de la obra “La mujer que cayó del cielo”.
“Vinimos mi marido (Miguel Córcega, Q.E.P.D.), una compañera escritora y fotógrafa y Víctor Hugo. Estuvimos acompañados por su hermano Francisco. Él fungió como guía y chofer de una experiencia alucinante y maravillosa que fue la Sierra Tarahumara”, dijo. Además, reconoció que el Mtro. Rascón Banda siempre manejó una generosidad poco común en el ámbito teatral, pues el maestro no sólo regaló bienes materiales, sino que compartió su conocimiento, sabiduría y consejo no sólo a ella, sino a todos sus allegados a la dramaturgia. Para ella fue “muy rico” el poder conocer los pueblos rarámuris mediante la asistencia a los festejos de Semana Santa en Tewerichic.
La conferencia continuó al comentar su aprendizaje teatral en sus primeros años de estudiante. “Cuando fui estudiante de Teatro, desde los diez años en el taller de teatro infantil del INBA, tuve el privilegio de contar con maestros que me hicieron conciencia de que estaba asumiendo un compromiso para toda la vida y que no era un compromiso con el éxito ni la vanidad, sino con la sociedad y con la humanidad”, manifestó.
Para Luisa Huertas venir a Chihuahua tiene que ver con un gran amor que se gestó en los ideales y en la responsabilidad social y el amor por la justicia, así como en la indignación. Ese amor fue Víctor Hugo Rascón Banda, amor que surgió a través del enamorarse de sus textos y de conocer sus facetas como maestro, abogado y luchador social que llegó a ser presidente de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) y, prácticamente, un defensor de la cultura mexicana.
Este amor se extiende al estado de Chihuahua porque la Mtra. Huertas ha sentido la calidez que tienen todos los habitantes de este estado grande. “Los lugares son la gente. Yo conozco lugares muy hermosos del mundo a los que no he tenido ninguna gana de volver simple y sencillamente porque quizá no me supe vincular con la gente”, dijo.
Por esta razón, Luisa Huertas decidió venir a Chihuahua a manifestar que el actor es el portavoz de la humanidad, de los deseos, de las emociones, de los enormes dolores, de las grandes alegrías de la humanidad toda, la cual debe conservar no sólo el gusto por el arte dramático, sino por la preservación de la historia de su lugar de origen.
El primer acercamiento que tuvo con los pueblos rarámuris lo tuvo al estudiarlos con un libro de Carlos Montemayor (Q.E.P.D.) sobre la Sierra Tarahumara y sus habitantes. De hecho, aprovechó la ocasión para expresar su tristeza sobre el fallecimiento del escritor, traductor, activista social defensor de los pueblos indígenas, miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua,[1] de la Real Academia Española y de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas, así como cantante de ópera mexicano nacido en Parral en 1947 y fallecido el pasado 28 de Febrero en la Ciudad de México. “No puedo pensar que estos dos chihuahuenses que nos han hecho famosos en el mundo no sean amigos de ustedes”, enfatizó la Mtra. Huertas.
Dentro de esta tristeza por la pérdida de dos importantes personajes en la vida cultural mexicana también expresó su preocupación por la violencia que acontece en el país, debido a la desigualdad, la injusticia y la pobreza. “Se piensa que el exitoso es el que tiene el coche último modelo o el que anda con la vieja más buena y que eso requiere dinero. Nos llenamos de basura televisiva y de superficialidad y banalidad mientras se muere gente en el país”, dijo, esto como actriz y como persona que se siente obligada a hablar de la actualidad sin cerrarse la garganta de dolor y de cobardía, fuera del escenario y dentro de él.
A lo largo de más de una hora, Luisa Huertas compartió varias experiencias y gustos por la dramaturgia mexicana, la cual en breve recibirá nuevas generaciones de jóvenes actores que poseen un compromiso con su público y con el desarrollo del arte nacional.