Juan Carlos Talavera
Martes 18 de Mayo, 2010
El cura Miguel Hidalgo y Costilla no buscó la independencia de España. Por su mente corrió la idea de impulsar un golpe de Estado, seco y técnico, para derrocar un gobierno y poner otro. Además, nunca imaginó que a los ocho días tendría cien mil personas apoyándolo, ni el baño de sangre en la Alhóndiga de Granaditas, indicó el historiador Jean Meyer, luego de ser nombrado profesor emérito del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
“Los hombres hacen la historia pero no saben qué tipo de historia están realizando. El movimiento de Hidalgo es único en la historia de América Latina”, explicó durante la ceremonia donde el historiador recibió también un estímulo económico por cien mil pesos, en el marco de las celebraciones por el 35 aniversario del CIDE. En la historia de la Independencia de América Latina no ha existido otro movimiento similar, explicó. Los casos de Simón Bolívar y José de San Martín son distintos, porque se trató de dos grandes militares que armaron verdaderos ejércitos y fue asunto miliciano.
“Pero en México fue el pueblo entero, la plebe; familias enteras se sumaron como en una peregrinación, donde no se sabía a qué iban, pero tenían la confianza en el señor cura y la Virgen de Guadalupe. Ni antes ni después, ni aún durante la Revolución Mexicana existió ese fenómeno de convocatoria que acompañó a un líder”, dijo. Explicó que al término del movimiento los insurgentes victoriosos se empeñaron en buscar un rey o príncipe, e incluso solicitaron a Fernando VII, rey de España, “quien era una bestia parda, tonto y terco”, pero no aceptó y por esa razón Agustín de Iturbide fue coronado emperador.
A 200 años de la Independencia, los mexicanos debemos recordar el nacimiento de una nación y que no obstante “Hidalgo es el padre de la nación”. Durante el homenaje a Jean Meyer, el director de la institución, Enrique Cabrero, refirió que este historiador “se convirtió en el artífice de la construcción del CIDE, creador de la División de Historia y de la revista Istor.
REVISIONISTA. Enrique Karuze, historiador y director de Letras Libres, señaló que Jean Meyer ocupa un lugar de honor como el historiador revisionista por excelencia que ocupa un estelar en México. Solidez científica, emoción intelectual, pasión oral y amor a su objeto son las cuatro prendas que adornan al historiador de origen francés, “rasgos que a menudo faltan en el frío academicismo de nuestro gremio”, detalló.
De su amplia bibliografía integrada por 78 obras, Krauze destacó La revolución Mexicana (1992), La Cristiada (1973), Rusia y sus imperios 1894-1991 (1997), El campesino en la historia rusa y soviética (1991) y El conflicto entre la Iglesia y el Estado (1997). “Jean Meyer contribuyó a revelar la historia, y muchos de sus libros sobre la otra historia del siglo XIX y XX se entienden como un viaje espiritual hacia la entraña cristiana de México”, agregó.
También resaltó el interés de Meyer por el cruce exacto entre el neozapatismo y el catolicismo, encarnado en el obispo Samuel Ruiz, así como su fascinante aventura intelectual por la historia rusa, su campesinado y espiritualidad cristiana, paralelas en varios sentidos a las mexicanas. “Meyer es un investigador que no ve la historia desde la Revolución y los revolucionarios, sino de los revolucionados”, dijo
Por su parte, Enrique Cabrero, director del CIDE, informó que es la primera vez que se entrega esta distinción, la cual calificó como “justa” para un personaje que ha trascendido su trayectoria académica. Al acto asistieron como invitados especiales Enrique Díez Canedo, director del Fondo de Cultura Económica; Javier Garcíadiego, director de El Colegio de México, y el escritor Adolfo Castañón.