AP
Para Kieron Williamson todo ha sucedido tan súbitamente que aún se está acostumbrando a la atención que recibe, y se mueve un poco inquieto en su silla cuando se le pregunta qué piensa sobre el arte.
``Las vacas son lo más fácil de pintar'', dijo Kieron, que acaba de cumplir 8 años. ``Uno no tiene que preocuparse demasiado de los detalles''.
Los caballos, dice, ``son mucho más difíciles. Uno tiene que pintar las patas bien y hacer las patas traseras mucho más grandes que las delanteras''.
Kieron _ apodado ``mini Monet'' por la prensa británica _ es una sensación mundial. Los 33 pasteles, acuarelas y óleos en su última exposición se vendieron en apenas media hora, por un total de 150.000 libras (235.000 dólares). Compradores de todas partes del globo hicieron cola desde la madrugada en las afueras de la galería, y hay una lista de espera de 3.000 personas por sus paisajes impresionistas de estuarios con botes, campos nevados y amplios cielos sobre marismas.
El niño tiene un portal en la internet y una tarjeta de presentación. La gente se le acerca en la galería para pedirle que firme postales de sus obras. Periodistas de todo el mundo viajan a su pequeña ciudad a entrevistarle.
Kieron resta importancia a la atención. ``Me parece normal'', dice.
Pero no para sus padres, Keith y Michelle Williamson. Están desconcertados, orgullosos y algo preocupados por el talento de su hijo y sus efectos.
``Ha sido abrumador'', dijo Michelle Williamson, una especialista nutricional de 37 años. Ella y su esposo, un merchante de 44 años, viven en un pequeño apartamento con Kieron y su hermana de 6 años, Billie Jo.
Kieron era un niño normal, lleno de energía, y sus padres se sorprendieron cuando les pidió lápices y papel durante unas vacaciones en Cornwall hace dos años. Quedaron anonadados cuando el pequeño de 5 años produjo una fiel imagen de botes en una bahía. Rápidamente, las piezas de Kieron progresaron a complejos paisajes, en su mayoría de las llanas campiñas de Norfilk, cerca de su ciudad.
``Ni Keith ni yo pintamos, así que es difícil entender lo que está sucediendo en su mente'', dijo Michelle.
``No lo entendemos, no sabemos cómo ocurrió. Pero el insiste en que eso es lo que quiere hacer. Cuando tu hijo tiene un talento así, tienes que apoyarlo''.
Eso no ha impedido que los Williamson se preocupen sobre si están haciendo lo apropiado al exponerle a tanta atención. Mostraron los trabajos de Kieron a una galería local, que ha montado dos exposiciones y les está ayudando a lidiar con la marea de interés público.
``No es natural querer poner a sus hijos en medio de la atención pública'', dijo Michelle.
``Hemos conocido a muchos explotadores. Todo lo que ven es el elemento financiero. No ven la parte emocional. Uno no puede separar el arte de Kieron''.
Sereno, vestido con un polo, pantalones cortos y zapatos deportivos, Kieron no parece un prodigio. Disfruta jugar fútbol _ es zaguero en el equipo de su escuela _ y jugar en las playas en el Mar del Norte cerca de su casa en Holt, un lindo pueblito unos 200 kilómetros al nordeste de Londres.
Cuando habla de sus obras, lo hace con una asombrosa mezcla de adulto y niño. Puede hablar de sus decisiones sobre color y sobre la interacción entre luz y sombra, pero también recuerda detalles más idiosincrásicos.
``Éste'', dijo, señalando un paisaje, ``es cuando egresamos Holkham y no pudimos comprar fish and chips porque había una cola desde el estanquillo hasta el estacionamiento''.
Cuando comienza a dibujar, con una fluidez relajada, llena de confianza, todo el infantilismo desaparece. Trabajando sobre la base de una fotografía de un río al amanecer, Kieron rápidamente bosqueja el horizonte, los árboles y la línea del río, y entonces usa pasteles para dar color al cielo.
Sus padres dejan que la gente lo vea trabajar _ algo que despeja dudas de que las obras sean suyas.
Ese fue el escepticismo que encontraron a menudo al inicio, aunque Michelle Williamson dice que ha amainado.
La opinión crítica sobre las obras de Kieron está dividida. Un periódico preguntó en un titular: ``¿Es Kieron el pintor más fascinante de Gran Bretaá?''. Pero otros se han preguntado si las obras de Kieron serían tan bien recibidas si él fuese adulto, y si su talento va a durar.
Pablo Picasso dijo una vez que a diferencia de la música, ``no hay niños prodigios en la pintura. Lo que la gente considera genio prematuro es el genio de la niñez. Desaparece gradualmente cuando crecen''.