Susana Moscatel
2010-10-21•Hey!
Ayer los fumadores estaban muy enojados con el aumento tan dramático en el costo de sus cajetillas de cigarros, pero la gente que se dedica al teatro estaba feliz. Y es que con la aprobación de la iniciativa del artículo 226-bis de la Ley del Impuesto Sobre la Renta lo que ahora ocurrirá es que se le permitirá a la Iniciativa Privada dirigir el 10% de su Impuesto Sobre la Renta a una determinada producción teatral. Es una decisión enorme y de ser implementada de manera correcta, entonces veremos un gran impulso a las producciones independientes de teatro en México. Los promotores de tal iniciativa ahora sí han podido hablar con datos duros de su lado. Nos guste o no la idea de que nuestros impuestos se vayan a impulsar el arte, el hecho es que los estímulos fiscales para el cine han permitido un brinco de siete películas producidas al año a 70.
Aquí nunca hemos sido promotores de que se le obligue a la Iniciativa Privada a hacer nada por el cine o el teatro. La eterna discusión de las exhibidoras y la cantidad de salas que destinan a nuestras películas es el mejor ejemplo de esta discusión. ¿Pero estimular? ¿Apoyar? ¿Promover? ¡Maravilloso! Porque sólo es con trabajo y calidad que esas salas (de cine y de teatro) se seguirán llenando por simple gusto y demanda del mercado. Ésa es una auténtica competencia y el ganador sólo puede ser el público. Este 2010 ha sido un gran año en ese respecto. Y en cuanto al teatro, es cierto que ya tenemos la tercera cartelera más extensa del mundo. Y queremos más y mejor. Y queremos una cartelera que no sólo responda a los intereses comerciales sino también a los artísticos creativos. La verdad es que a veces no reconocemos la tenacidad y terquedad de la comunidad de actores que tenemos en México. A veces sólo nos suena a grillla entre partidos políticos. (A veces lo es). Pero si eso significa que en medio del pantano de malas noticias encontraremos formas legítimas de impulsar eso que amamos tanto (y que se hace tan bien en México) pues yo digo que venga y que venga más. Felicidades.
Aquí nunca hemos sido promotores de que se le obligue a la Iniciativa Privada a hacer nada por el cine o el teatro. La eterna discusión de las exhibidoras y la cantidad de salas que destinan a nuestras películas es el mejor ejemplo de esta discusión. ¿Pero estimular? ¿Apoyar? ¿Promover? ¡Maravilloso! Porque sólo es con trabajo y calidad que esas salas (de cine y de teatro) se seguirán llenando por simple gusto y demanda del mercado. Ésa es una auténtica competencia y el ganador sólo puede ser el público. Este 2010 ha sido un gran año en ese respecto. Y en cuanto al teatro, es cierto que ya tenemos la tercera cartelera más extensa del mundo. Y queremos más y mejor. Y queremos una cartelera que no sólo responda a los intereses comerciales sino también a los artísticos creativos. La verdad es que a veces no reconocemos la tenacidad y terquedad de la comunidad de actores que tenemos en México. A veces sólo nos suena a grillla entre partidos políticos. (A veces lo es). Pero si eso significa que en medio del pantano de malas noticias encontraremos formas legítimas de impulsar eso que amamos tanto (y que se hace tan bien en México) pues yo digo que venga y que venga más. Felicidades.