13 de junio de 2012

MARIO HUMBERTO CHÁVEZ CHÁVEZ / EL TEATRISTA HA FALLECIDO EN LA CIUDAD DE CHIHUAHUA, CHIH, MX 13 DE JUNIO DE 2012



Mario Humberto: un espíritu libre
Las cosas comunes
El Heraldo de Chihuahua
17 de junio de 2012

De la Redacción
Lic. José Luis García

Es inevitable mencionar el nombre de Mario Humberto Chávez cuando se habla de arte, no sólo de teatro: de todo el arte. Culto, capaz en extremo, duro (durísimo) en la cátedra, exigente consigo, entregado a sus amigos. Este hombre fue uno de los pocos que hizo lo que dijo: se quitó la camisa y se la dio a un pordiosero, afuera de la Catedral.

No es mentira: cuando era director del Instituto Chihuahuense de la Cultura se fue a una tienda de ropa para caballeros que está -o estaba- en la Victoria y casi Independencia y se compró una hermosa camisa de seda, de esas que odiaba porque eran demasiado modernas para su aburrido conservadurismo. Ah, porque eso sí: a Mario Humberto le importaba todo, menos su forma de vestir.

Pero en aquella ocasión debía vestir a la moda porque iba a visitar a una de sus queridísimas amigas para darle la noticia de que había sido nombrado director del organismo cultural más importante del estado. Al salir de la tienda caminó por la calle Victoria y frente a Catedral, un hombre sentado en la banqueta le pidió una limosna. Mario extrajo unas monedas y se las dio, pero unos pasos adelante, se regresó, sacó de la bolsa una de las camisas y le quitó todas las etiquetas.

"Tenga, póngasela a ver si le queda, si no, vamos a que se la cambien". El hombre se puso la camisa y le dijo a Mario Humberto: "Que Dios te bendiga". "Pos a Usted que lo bendiga más, porque lo necesita un poquito más que yo en este momento. A mí ya me bendijo muchos años, ahora le toca a usted". Eso le contestó Mario.

Nadie me lo contó. Caminamos en silencio y cuando subimos al vehículo me quedé observándolo. "¿Qué?, además la maldita camisa ni me gustaba", me dijo con su voz de artista de telenovela. No le dije nada. Ni fue necesario, porque Mario daba todo lo que tenía, absolutamente todo. Pudo haber conservado verdaderas obras de arte, pero todo regalaba.

Jamás le sobró el dinero porque hasta eso regalaba. Ayudó a toda la gente que pudo. El viernes se compraba un pantalón y el lunes ya no lo tenía porque su vecino, o su amigo, o cualquier desconocido que llegara a tocar su puerta salía con algo de la casa. Es más: de sus cinco perros, cuatro los levantó de la calle, algunos de ellos moribundos, enfermos, sarnosos, tuberculosos y hasta sin una pata. Los curó a todos y luego los convirtió en parte de su hogar.

A Mario Humberto le gustaba arreglar vidas y lo hacía con respeto y esmero. Su vida pudo haber atravesado por verdaderas tragedias -que las tuvo- pero no soportaba ver a sus amigos sufrir. Por eso se pasaba en vela varias noches hasta que conseguía soluciones.

La neumonía le ganó la batalla la madrugada del jueves pasado. Durante varios meses luchó contra eso y le pidió a sus más cercanos amigos que no alertaran a sus alumnos, compañeros y colaboradores. Quería seguir dando clases, dirigiendo teatro (su pasión) y haciendo el delicioso estofado con el que dejaba su cocina convertida en un caos.

Y es que Mario Humberto era admirable hasta por su famoso humor negro, sus a veces calcetines verdes con pantalón gris y sus cuatro carpetas bajo el brazo; en su buró jamás faltó algo de Platón, un poco de García Márquez y mucho de Calderón de la Barca y más de Fuentes Mares. De hecho, una de sus direcciones más famosas, "Su alteza Serenísima", le ganó el reconocimiento nacional de direcciones escénicas montadas en escenarios naturales.

La Quinta Gameros era uno de sus vicios. Ahí se pasaba horas, cuando dirigió ese centro cultural universitario, cuidando, regenerando y reconstruyendo. Mario era uno de esos cuidadores de espacios culturales que abría a todo mundo. "La cultura no tiene porqué ser aburrida", decía, y entonces organizaba conciertos, lectura de poemas, atriles y una que otra puesta en escena. Ahí montó "Su Alteza Serenísima", que Fuentes Mares le había encargado.

Nació en Guerrero, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1948. Admiró a don Saúl González Herrera, también guerrerense, e incluso cuando el exgobernador murió, fue precisamente Mario Humberto Chávez el encargado, por la familia y por la clase política de Chihuahua, de hacer la lectura central del homenaje de cuerpo presente en el Paraninfo Universitario. En aquella ocasión Mario Humberto dijo algo muy importante: "La muerte se lleva a la gente buena más pronto de lo que nos imaginamos".

Tiene razón. Digo tiene, porque lo dejó escrito y lo que Mario escribió, entre decenas de hermosos textos que tiene, se deben quedar para enseñanza de otros teatristas que indudablemente van a heredar el pensamiento y la experiencia de Mario Humberto Chávez. Será, acaso, que Mario heredó también la virtud de dirección escénica de su maestro, Fernando Saavedra. Tan es así, que Mario, el viernes pasado, recibió un homenaje en el Teatro de Cámara Fernando Saavedra. No es ironía. Tampoco coincidencia. Es premeditadamente justo y sensato.

Fue uno de los primeros egresados de la Licenciatura en Artes del Instituto de Bellas Artes de la UACh, instituto del que fue director durante seis años; fue tallerista en el INBA y también en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Y era uno de esos artistas que lo mismo disfrutaba presentarse en una plaza pública en Guachochi, con teatro trashumante, que montar "La Vida es Sueño" de Calderón de la Barca en el Festival Internacional de Teatro, en Estados Unidos, donde, por cierto, Mario Humberto fue la estrella por más de dos décadas. Los críticos lo adoraban, los organizadores le insistían en que asistiera y el público lo estaba esperando, ya como actor, ya como director.

Pero este artista necesitaba hacer algo más que actuar, dirigir o escribir: fundó la extensión de Bellas Artes en Parral, de la que fue coordinador y, además, fue el iniciador de la Licenciatura de Economía Internacional, en esa ciudad. Luego regresó a sus clases como maestro en Bellas Artes de Chihuahua y un año después, en 1991, lo hicieron cargo de la administración del museo universitario Quinta Gameros.

Por ser uno de los más prominentes artistas locales, Mario Humberto Chávez fue nombrado en 1992 director del Instituto Chihuahuense de la Cultura, cargo que le entregó Enrique Cortázar Gaytán. En 1995 Mario Humberto se reincorporó a su pasión, la cátedra universitaria, pero compartiendo el aula como secretario de Extensión y Difusión del Instituto de Bellas Artes de la UACh y en 2006 ocupó la Dirección del mismo, hasta 2010.

Veinticinco veces fue premiado por actuación y dirección en Chihuahua, varios estados del país y en el extranjero; dirigió más de 50 montajes y actuó en otras cuatro decenas de obras; Mario ensayaba hasta la madrugada, como todo buen artista y se levantaba a las 6 de la mañana para poder alimentar a sus queridos perros antes de irse a clases.

Fue también titular de la Compañía de Teatro del ITESM, campus Chihuahua y coordinador estatal de actividades culturales del Cobach. Pero jamás dejó de dar clases. Era un maestro nato, de tiempo completo, sin respiro ni descanso. Buscaba, todos los días, hacer algo diferente, contagiar a sus amigos y compañeros de ánimos para sacar a los jóvenes del ocio y hacerlos actuar, cantar, bailar, escribir. Mario necesitaba del arte, como el arte necesitó siempre a Mario Humberto.

Sus sonoras carcajadas eran clásicas cuando se divertía con Chaplin y luego se compró, una vez, casi toda la colección de El Gordo y el Flaco, pero quería conservar las tres películas que le dieron a Mario una forma de reflexionar sobre la vida y la muerte: "Los Olvidados", de Luis Buñuel, "El Crepúsculo de los Dioses", de Billy Wilder y "Lo que el viento se llevó", que, por cierto, regalaba cada rato y la compraba de nuevo.

A pesar de que en su juventud tuvo contacto directo con importantes figuras de la cinematografía nacional, como Emilio "El Indio" Fernández, Mario Humberto esperó paciente su momento y fue precisamente Llorent Barajas quien trajo a Chihuahua la filmación de "Cartas a Elena", en la que incluyó a Mario no sólo como actor, sino como parte de los asesores de la cinta.

Mario Humberto se murió el jueves. Suena fuerte, crudo. Se murió. También se murió un líder cultural, un hombre que se quitó la camisa para dársela a quien la necesitó en ese momento; Mario tuvo la paciencia para enseñar a sus alumnos, la prudencia para perdonar a sus enemigos, el corazón para amar sin reservas y sirvió la mesa para dar de comer a cualquier desconocido que le tocó la puerta alguna noche de invierno.

Solitario como era, nunca estuvo solo. A Mario Humberto le encantaba la soledad, pero le era imposible lograrla. A su lado había amigos, en las buenas y en las malas. A su lado estaban sus principales compañeros de vida, los que le mostraron lealtad por años. Mario tuvo encuentros y desencuentros, pero volvía a proteger a sus amigos... y también a sus enemigos.

Nunca quiso lastimar a la gente, porque no era su naturaleza. Levantó el telón de su vida a muy temprana edad, porque se hizo cargo de su familia casi desde adolescente. Se subió a los escenarios por vez primera en su pubertad y jamás se bajó de ellos. Este hombre que se murió el jueves, se llevó un aplauso no por sus actuaciones entre telones, sino por su actuación humana, por la humildad de dar sin recibir, por ser un extraordinario ser humano.

Este hombre que se murió el jueves, se lleva con su muerte el agradecimiento de muchos de sus amigos, como el de un servidor, por haber dado vida a la vida, por haber defendido la razón por sobre la pasión, por haber tirado al bote de la basura rencores y odios, por habernos hecho felices con su existencia. Hoy, Mario Humberto Chávez Chávez será recordado, más que por su valiosa vida artística, por su enorme corazón. Y, sobre todo, por haberle devuelto la vida a mucha gente... aunque él no lo aceptara. Lo digo, porque lo sé. Posiblemente leas esto, alguna vez, por ser cosas comunes. Ten un buen domingo Mario Humberto, donde quiera que estés. Así se les manda mensajes a los espíritus libres... donde quiera que estés.

twitter@lascosascomunes


Tomas Urtusastegui: Lamento muchísimo el fallecimiento de Mario Humberto Chavez. No nos dicen la causa de su muerte. Un abrazo a todos los teatristas de Chihuahua por esta pérdida tan grande.
El gremio artístico local amanece de luto este jueves, luego de que ayer por la noche falleciera el maestro Mario Humberto Chávez, ex director de la Facultad de Bellas Artes.

La extensa trayectoria del maestro Chávez no es fácil de resumir, pues durante 40 años de desempeño artístico acumuló grandes conocimientos, experiencias, anécdotas y sin número de reconocimientos que le ganaron el respeto de sus alumnos, amigos y colaboradores.

La noche de este miércoles, perdió finalmente la batalla contra la enfermedad pulmonar que por tanto tiempo lo aquejó y que lo hizo permanecer varios días en el hospital Clínica del Centro.

Decenas de integrantes de la comunidad artística chihuahuenses no tardaron en expresar su dolor ante la irreparable pérdida, pues a parte de maestro fue gran amigo, a quien todos querían y admiraban.

En la vida del maestro Chávez existía la única pasión de las artes escénicas; nació el 23 de septiembre de 1948, en la ciudad de Guerrero, Chihuahua. Sus estudios profesionales iniciaron en la Escuela Normal, luego cursó la Licenciatura en Artes, en el Instituto de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Tomó diversos cursos de actuación en los talleres del Instituto Nacional de Bellas Artes y en la Escuela de Filosofía y Letras de la UNAM de 1968 a 1972.

Dentro de su trayectoria laboral, podemos destacar que en 1976 fue el fundador de la Extensión de Bellas Artes en Parral, en donde ocupó el cargo de coordinador y maestro de teatro de la misma.

En 1990, también fundó la CRAEC (Centro Regional de Adiestramiento y Educación Continua) en Parral, el cual fue la base para la creación de la Licenciatura de Economía Internacional.

Trabajó como maestro de Teatro en el Instituto de Bellas Artes en 1991, así como Director del Centro Cultural Universitario Quinta Gameros; en 1992 y hasta 1994, figuró como el primer Director General del Instituto Chihuahuense de la Cultura.

En 1995 laboró como Secretario de Extensión y Difusión del Instituto de Bellas Artes de la UACH y más recientemente, en el 2004 y hasta el 2010 fue el Director del Instituto de Bellas Artes de la UACH.

Como ya lo mencionábamos, su trayectoria artística fue muy extensa y a la par exitosa; participó en 40 montajes como actor en obras como "Espectro”, “Asesinato en la Catedral”, “Fuenteovejuna”, “Olvida los Tambores”, “La zorra y las uvas”, “Los Invasores”, “Julio Cesar”, “Novenario”, “Heliogabalo”, “La cena del Rey Baltasar” y “Antígona en Nueva York”, entre muchas otras más, aparte de dirigir otros 50 montajes teatrales, y obtener 25 premios de actuación y dirección a nivel Regional, Estatal, Nacional e Internacional.

Durante estos últimos años ocupó su tiempo como catedrático de tiempo completo de la Universidad Autónoma de Chihuahua, adscrito al Instituto de Bellas Artes, así como Miembro del Consejo Editorial de la UACH y maestro de Teatro del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, campus Chihuahua.

Su leyenda quedará latente en decenas de generaciones por su total entrega a la labor cultural y continuará vigente a lo largo de los años como muestra de talento y tenacidad.

Descase en paz, Mario Humberto Chávez.




MAESTRO MARIO HUMBERTO CHÁVEZ CHÁVEZ. QEPD / CHIHUAHUA, CHIH, MX / JUNIO 13 DE 2012

"Las luces se han apagado sobre el escenario. El telón principal se ha cerrado para permitir la retirada; sin embargo, hoy una estrella se va con aplausos infinitos y deja un recuerdo eterno por quienes lo conocimos y tuvimos el privilegio de aprender de él como actor, como autoridad y como ser humano. Que sigan los aplausos y ovaciones. Que siga la memoria por un grande del teatro en Chihuahua. Que siga el teatro en Chihuahua. Adiós, Mario Humberto Chávez Chávez Este telón se cierra... pero ya te veré abrirlo de vuelta en un escenario mejor y digno de estrellas... de estrellas como tú fuiste una. Las estrellas ya tienen su lugar bien ganado, al menos, en nuestro corazón y recuerdo. Descansa, Mario Humberto... descansa que la función ha terminado.

Eduardo Carlos Loya 14 de Junio del 2012."