11 de febrero de 2013

Hacer Teatro en Chihuahua / publicación en la Revista Contra por Víctor Velo



Hacer Teatro en Chihuahua
Por Víctor Velo
9 de febrero de 2013
Chihuahua, Chih; Mx.

Les cuento: Tengo un grupo de lectura en el que nos reunimos a leer teatro una vez a la semana. Sin dar muchos detalles de la extraordinaria experiencia que es cada sesión, hay una característica especial cada que leemos un texto que vale la pena: acude a nosotros la necesidad de montarlo.

Este grupo está conformado por puros teatristas y un servidor que le pone muchas ganas; si lo menciono es porque, en teoría, resultaría sencillo el proceso de llevar a escena aquel texto pero –y ‘peros’ va a haber muchos’- pensarlo es mucho más fácil que hacerlo. Sin embargo, no hay qué temer, puesto que les traigo la guía práctica para hacer teatro sin morir en el intento:

1. Primero necesitamos conseguir la obra que queremos montar. Esto ya representa un conflicto ya que en una sociedad en la que lee sólo un 2% de la población (y sí, también estoy incluyendo a algunos teatristas) la lectura hasta encontrar el texto adecuado puede ser exhaustiva. Pero supongamos que lo hemos encontrado, y pasamos al orgásmico estado de revelación donde ya casi vemos al público de pie aplaudiendo nuestro trabajo.

2. Tenga una propuesta. Como todo orgasmo, tiene que terminar nuestra emoción por haber encontrado el afamado texto, o bien, por haberlo escrito. Ahora que lo tenemos, vamos a ponerle nuestro sello particular. La falta de sello u omisión de este paso es, para mí, uno de los males principales del teatro chihuahuense, pero ya tendremos oportunidad para hablar sobre ello en alguna otra columna. Volviendo, haga su propuesta con base en la escenografía, estilo, género o lo que le dicte la intuición, pero proponga algo que sea suyo, deje de “parar” el texto en voz de sus amigos. Si quisiéramos algo así, mejor seguimos leyendo.

3. Ensaye. Esta puede ser la parte más complicada de su trabajo creador, mi buen teatrista. Nada más imagínese esto: Juntar a cuatro individuos (número promedio) a una hora donde ni usted, ni cualquiera de los otros integrantes (incluyendo actores, asistentes, sonorizadores y otros “es”) tengan nada qué hacer. Esto en nuestro agitado mundo es complicadísimo. Qué más quisiéramos que dedicarnos únicamente a esto; recibiendo un sueldo por ir a ensayar, dedicar ocho horas al teatro ya no sólo como pasión, sino como ocupación laboral; qué más quisiera un director que ofrecer un trabajo a sus actores para que se dediquen de tiempo completo a su obra –seguro e Infonavit incluido- porque aquí –en Chihuahua- el director es también productor y sabe que el espectáculo debe ser redituable… pero no lo es. Esta utopía de teatristas con prestaciones y obras que dejan cantidades estratosféricas de dinero no existe, aquí no. Por ello tenemos que trabajar y si, y sólo si, tenemos tiempo extra, dedicarlo al teatro. Ahí está el reto de conseguir cuatro horas (promedio) a la semana para ensayar.

3.5. Produzca. Recuerde que también es productor, así que mientras esté montando o ensayando la obra, debe conseguir una escenografía que se ajuste a la ostentosa que imaginó cuando leyó su texto, pero a un precio económico. Equilibrar estos dos factores puede ser un reto imposible, ¡pero no se desanime! Puede conseguirla al sacar todo lo que encuentre en su casa que ya no sea de utilidad (o sí, la creatividad es su límite), el material lo puede sacar de alguna escenografía re-reciclada, del tiradero, de la basura… etc. Pero si se aferra al ostentoso fin y puede pagarla, invertir en ella a veces puede funcionar, poniendo toda su fe en que de las funciones van a recuperar esa inversión, este riesgo a veces vale la pena. Aquí es donde viene bien adecuar la propuesta, no se preocupe por su concepción del arte, seguro que la cambia cada que recuerde el dinero/trabajo que está poniendo en ello, se adaptará a lo que tenga y hasta pensará que fue la mejor opción. Claro, no se olvide que este mismo proceso aplica en maquillajes, utilería, vestuarios, equipo de producción (gente que también cobra) y gastos emergentes que siempre surgen.

3.7 Busque patrocinios. Puede que llegue al punto donde su economía esté por los suelos y que, a pesar del esfuerzo de los actores por apoyarlo (siempre lo hacemos al recordar que hemos, o vamos a pasar por lo mismo), no logre conseguir el dinero suficiente. Pero qué le importa, si acaba de tomar un curso de producción con Marisol Torres y claro, se siente un chingonazo porque ella le dijo lo fácil que es conseguir $1,000,000 en una charla, y si usted requiere sólo $20,000, la cosa está sencilla. Pues bien, resulta que “x” marca (y no los promociono por avaros) no tomó tal curso y no sabe que debe proporcionarle el dinero para su producción; a cambio le otorga su producto “gratis” para que lo venda y se quede con lo obtenido (además de haber hecho una publicidad asquerosa). Sin embargo, no sea orgulloso ni tonto, ¡tómelo! Incluso si es comida ya tiene qué darles a los actores el día de la función.

3.9 ¿Dónde nos presentamos? Si ya de plano no consiguió el patrocinio, no se desanime, todavía nos quedan nuestras adoradas casas de cultura de Gobierno del Estado y Municipio, no le asegura un impacto económico, pero al menos un espacio le otorgan; claro, vaya con cuidado y acepte cualquier lugar, fecha y hora que le den ya que, a fin de cuentas, ¡se lo están regalando! (Sarcasmo, mucho sarcasmo).

4. Presente su trabajo. ¡Lo ha conseguido! Primera función. Para este momento ya habrán pasado unos cuatro meses (aproximadamente), muchos ensayos, estrés, reuniones, rencillas, mentadas de madre, agotamiento, hartazgo, ganas de arrojar el proyecto a la basura, habrá pensado en formas de matar a los actores sin dejar rastro, habrá pensado en el suicidio y en la posibilidad de quemar el teatro ese día, pero todo aquello quedó atrás. ¡Ha llegado el momento esperado: su gran debut! Con suerte el teatro –o el espacio que le hayan otorgado- se llenara a un 75% de su capacidad, chingón para ser estreno. Ese día es todo suyo, disfrútelo y saque el estrés. No más pedir artículos, lugares de ensayo, ni recursos… lo ha logrado.

5. Más, más, más. Después de tantos esfuerzos ¿se va a quedar con una función? No, claro que no. Venga, que puede con más. Usted posiblemente va a buscar una temporada en el teatro o algo por el estilo, pero muchas veces no rinde (ojo: a veces sí), así que se va por el camino fácil de las escuelas. Y va a llegar de puerta a puerta de escuela: “Mire, que le ando ofreciendo mi obra que trata de…” No se le asegura el éxito, pero en una de esas la presenta de nuevo. Aquí, en mi Chihuahua querido, presentar más de diez veces el mismo montaje, con los mismos actores y en diferentes sitios, ya es ganancia.

6. Repita. Después de todo esto, ¿a poco no se antoja montar otra obra? Lo mejor es que nos encanta.

En fin, no existe una guía para hacer teatro, hay tantos factores, y tan cambiantes, que sería imposible hacerla. Si se lo comento, mi buen lector, es para que vea sepa que todo el proceso que se recorre es para llegar a escuchar ese aplauso que usted nos brinda, para que entre por nuestros oídos y al retumbar en nuestro corazón podamos decirnos: valió la pena. Nos leemos la próxima vez que se abra este telón de revistero… digital.

Pd. También nos gusta cuando retumba en nuestros bolsillos la taquilla…


Acerca del autor: En el nombre lleva la penitencia. Escritor por vocación, teatrista de trabajo y mucho esfuerzo. El hijo predilecto -más no reconocido- de Eugenio Barba. Estudia Letras más por gusto que por llevarle la contraria al mundo en el que habita, aunque su familia no piense lo mismo. Un criticón incomprensible; de esos que se quejan mucho pero que también tiene algo qué aportar. Amante del teatro, del montaje experimental, fiel discípulo de Shakespeare y enemigo jurado de aquellos que destrozan los buenos textos. Fue expulsado en un sueño del Odin Teatret, pero piensa volver un buen día de la mano de Julia Varley.