Hacer Teatro
en Chihuahua
Por Víctor
Velo
9 de febrero
de 2013
Chihuahua,
Chih; Mx.
Les cuento:
Tengo un grupo de lectura en el que nos reunimos a leer teatro una vez a la
semana. Sin dar muchos detalles de la extraordinaria experiencia que es cada
sesión, hay una característica especial cada que leemos un texto que vale la
pena: acude a nosotros la necesidad de montarlo.
Este grupo
está conformado por puros teatristas y un servidor que le pone muchas ganas; si
lo menciono es porque, en teoría, resultaría sencillo el proceso de llevar a
escena aquel texto pero –y ‘peros’ va a haber muchos’- pensarlo es mucho más
fácil que hacerlo. Sin embargo, no hay qué temer, puesto que les traigo la guía
práctica para hacer teatro sin morir en el intento:
1. Primero
necesitamos conseguir la obra que queremos montar. Esto ya representa un
conflicto ya que en una sociedad en la que lee sólo un 2% de la población (y
sí, también estoy incluyendo a algunos teatristas) la lectura hasta encontrar
el texto adecuado puede ser exhaustiva. Pero supongamos que lo hemos
encontrado, y pasamos al orgásmico estado de revelación donde ya casi vemos al
público de pie aplaudiendo nuestro trabajo.
2. Tenga una
propuesta. Como todo orgasmo, tiene que terminar nuestra emoción por haber
encontrado el afamado texto, o bien, por haberlo escrito. Ahora que lo tenemos,
vamos a ponerle nuestro sello particular. La falta de sello u omisión de este
paso es, para mí, uno de los males principales del teatro chihuahuense, pero ya
tendremos oportunidad para hablar sobre ello en alguna otra columna. Volviendo,
haga su propuesta con base en la escenografía, estilo, género o lo que le dicte
la intuición, pero proponga algo que sea suyo, deje de “parar” el texto en voz
de sus amigos. Si quisiéramos algo así, mejor seguimos leyendo.
3. Ensaye.
Esta puede ser la parte más complicada de su trabajo creador, mi buen
teatrista. Nada más imagínese esto: Juntar a cuatro individuos (número
promedio) a una hora donde ni usted, ni cualquiera de los otros integrantes
(incluyendo actores, asistentes, sonorizadores y otros “es”) tengan
nada qué hacer. Esto en nuestro agitado mundo es complicadísimo. Qué más
quisiéramos que dedicarnos únicamente a esto; recibiendo un sueldo por ir a
ensayar, dedicar ocho horas al teatro ya no sólo como pasión, sino como
ocupación laboral; qué más quisiera un director que ofrecer un trabajo a sus
actores para que se dediquen de tiempo completo a su obra –seguro e Infonavit
incluido- porque aquí –en Chihuahua- el director es también productor y sabe
que el espectáculo debe ser redituable… pero no lo es. Esta utopía de
teatristas con prestaciones y obras que dejan cantidades estratosféricas de
dinero no existe, aquí no. Por ello tenemos que trabajar y si, y sólo si,
tenemos tiempo extra, dedicarlo al teatro. Ahí está el reto de conseguir cuatro
horas (promedio) a la semana para ensayar.
3.5. Produzca.
Recuerde que también es productor, así que mientras esté montando o ensayando
la obra, debe conseguir una escenografía que se ajuste a la ostentosa que
imaginó cuando leyó su texto, pero a un precio económico. Equilibrar estos dos
factores puede ser un reto imposible, ¡pero no se desanime! Puede conseguirla
al sacar todo lo que encuentre en su casa que ya no sea de utilidad (o sí, la
creatividad es su límite), el material lo puede sacar de alguna escenografía
re-reciclada, del tiradero, de la basura… etc. Pero si se aferra al ostentoso
fin y puede pagarla, invertir en ella a veces puede funcionar, poniendo toda su
fe en que de las funciones van a recuperar esa inversión, este riesgo a veces
vale la pena. Aquí es donde viene bien adecuar la propuesta, no se preocupe por
su concepción del arte, seguro que la cambia cada que recuerde el
dinero/trabajo que está poniendo en ello, se adaptará a lo que tenga y hasta
pensará que fue la mejor opción. Claro, no se olvide que este mismo proceso
aplica en maquillajes, utilería, vestuarios, equipo de producción (gente que
también cobra) y gastos emergentes que siempre surgen.
3.7 Busque
patrocinios. Puede que llegue al punto donde su economía esté por los suelos y
que, a pesar del esfuerzo de los actores por apoyarlo (siempre lo hacemos al
recordar que hemos, o vamos a pasar por lo mismo), no logre conseguir el dinero
suficiente. Pero qué le importa, si acaba de tomar un curso de producción con
Marisol Torres y claro, se siente un chingonazo porque ella le dijo lo fácil
que es conseguir $1,000,000 en una charla, y si usted requiere sólo $20,000, la
cosa está sencilla. Pues bien, resulta que “x” marca (y no los promociono por
avaros) no tomó tal curso y no sabe que debe proporcionarle el dinero para su
producción; a cambio le otorga su producto “gratis” para que lo venda y se
quede con lo obtenido (además de haber hecho una publicidad asquerosa). Sin
embargo, no sea orgulloso ni tonto, ¡tómelo! Incluso si es comida ya tiene qué
darles a los actores el día de la función.
3.9 ¿Dónde nos
presentamos? Si ya de plano no consiguió el patrocinio, no se desanime, todavía
nos quedan nuestras adoradas casas de cultura de Gobierno del Estado y
Municipio, no le asegura un impacto económico, pero al menos un espacio le
otorgan; claro, vaya con cuidado y acepte cualquier lugar, fecha y hora que le
den ya que, a fin de cuentas, ¡se lo están regalando! (Sarcasmo, mucho
sarcasmo).
4. Presente su
trabajo. ¡Lo ha conseguido! Primera función. Para este momento ya habrán pasado
unos cuatro meses (aproximadamente), muchos ensayos, estrés, reuniones,
rencillas, mentadas de madre, agotamiento, hartazgo, ganas de arrojar el
proyecto a la basura, habrá pensado en formas de matar a los actores sin dejar
rastro, habrá pensado en el suicidio y en la posibilidad de quemar el teatro
ese día, pero todo aquello quedó atrás. ¡Ha llegado el momento esperado: su
gran debut! Con suerte el teatro –o el espacio que le hayan otorgado- se
llenara a un 75% de su capacidad, chingón para ser estreno. Ese día es todo
suyo, disfrútelo y saque el estrés. No más pedir artículos, lugares de ensayo,
ni recursos… lo ha logrado.
5. Más, más,
más. Después de tantos esfuerzos ¿se va a quedar con una función? No, claro que
no. Venga, que puede con más. Usted posiblemente va a buscar una temporada en
el teatro o algo por el estilo, pero muchas veces no rinde (ojo: a veces sí),
así que se va por el camino fácil de las escuelas. Y va a llegar de puerta a
puerta de escuela: “Mire, que le ando ofreciendo mi obra que trata de…” No se
le asegura el éxito, pero en una de esas la presenta de nuevo. Aquí, en mi
Chihuahua querido, presentar más de diez veces el mismo montaje, con los mismos
actores y en diferentes sitios, ya es ganancia.
6. Repita.
Después de todo esto, ¿a poco no se antoja montar otra obra? Lo mejor es que
nos encanta.
En fin, no
existe una guía para hacer teatro, hay tantos factores, y tan cambiantes, que
sería imposible hacerla. Si se lo comento, mi buen lector, es para que vea sepa
que todo el proceso que se recorre es para llegar a escuchar ese aplauso que
usted nos brinda, para que entre por nuestros oídos y al retumbar en nuestro
corazón podamos decirnos: valió la pena. Nos leemos la próxima vez que se abra
este telón de revistero… digital.
Pd. También
nos gusta cuando retumba en nuestros bolsillos la taquilla…
Acerca del autor: En el nombre lleva la penitencia. Escritor por vocación, teatrista de trabajo y mucho esfuerzo. El hijo predilecto -más no reconocido- de Eugenio Barba. Estudia Letras más por gusto que por llevarle la contraria al mundo en el que habita, aunque su familia no piense lo mismo. Un criticón incomprensible; de esos que se quejan mucho pero que también tiene algo qué aportar. Amante del teatro, del montaje experimental, fiel discípulo de Shakespeare y enemigo jurado de aquellos que destrozan los buenos textos. Fue expulsado en un sueño del Odin Teatret, pero piensa volver un buen día de la mano de Julia Varley.