México, 7 de mayo.- Como una muestra de la cultura mexicana en el Mundial de Futbol Sudáfrica 2010, a ese país llegó la exposición “Cosmovisión y destreza: El Juego de Pelota en Mesoamérica”, que podrá ser vista hasta el 10 de junio próximo.
De esta forma, del 6 de mayo al 10 de junio pobladores y visitantes a Sudáfrica podrán admirar en el Museo Mapungubwe, de la Universidad de Pretoria, piezas prehispánicas originales que reflejan la trascendencia de esta práctica entre los pueblos prehispánicos. El Juego de Pelota fue para los pueblos mesoamericanos una alegoría del acceso al inframundo, así como la posibilidad del renacimiento, y de ello se enterarán quienes visiten esta muestra integrada por importantes piezas procedentes de distintos museos y zonas arqueológicas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La ceremonia de inauguración estuvo presidida por el embajador de México en Sudáfrica, Luis Cabrera, y la rectora de la Universidad de Pretoria, Cheryl de la Rey, con la asistencia de funcionarios del gobierno sudafricano, miembros del cuerpo diplomático, de la comunidad mexicana, empresarios y académicos. En su intervención, Cabrera señaló que esta muestra se presenta por primera vez en el Continente Africano, gracias al esfuerzo conjunto del INAH, la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Embajada de México en Sudáfrica. Asimismo, expresó que las 13 piezas prehispánicas originales son mostradas también en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución de México.
Entre las piezas de arcilla, piedra (caliza y basáltica) y alabastro, realizadas por las culturas totonaca, maya y mexica, así como de la llamadas Tumbas de tiro (Nayarit), se encuentran esculturas, sonajas y silbatos que representan a jugadores de Juego de Pelota. Lo mismo que maquetas de un templo y un Juego de Pelota, un anillo y la representación de una pelota usados en esta práctica, además de un hacha, un riel, un candado y una escultura yugo (protector de cadera) zoomorfa. El Juego de Pelota, La práctica del Juego de Pelota, La cancha del Juego de Pelota y Rituales y Ceremonias, son las secciones que componen esta exhibición, cuya curaduría corrió a cargo de la arqueóloga Laura Pescador Cantón.
Juntas, dan cuenta de su larga trayectoria, del 1500 a.C. a la Conquista (más de tres mil años), y su amplia extensión territorial, de lo que se desprende que no tuvo siempre la misma importancia y significado. Hasta la fecha se han ubicado más de mil 500 canchas para este juego (del sur de Estados Unidos a Honduras), una cifra muy por encima del número de instalaciones deportivas griegas o romanas del Viejo Mundo. Las canchas presentan una gran variedad de formas e iconografía asociada, aunque existe una unidad intrínseca que dio al juego un significado esencial entre los mesoamericanos.
En la primera sección, el público conocerá el significado del Juego de Pelota, mismo que comprendía una serie de ceremonias en las que participaban los jugadores, sacerdotes y dioses. Estos rituales incluían una preparación física, el ayuno y la purificación del cuerpo, así como la confrontación entre jugadores en una cancha edificada para este propósito, la cual concluía con el sacrificio de uno de ellos por decapitación o extracción del corazón. Se aborda su distribución espacial y temporal en el México antiguo, así como sus variantes. La presencia de canchas en Mesoamérica, el Occidente y Oasisamérica (de Utah, Estados Unidos, a Chihuahua, México), pese a sus diferencias tipológicas, significa que el desarrollo del juego obedece también a una evolución lógica y continua.
Por mucho tiempo, los olmecas fueron considerados como los probables inventores del juego. Los descubrimientos de El Manatí, Veracruz, comprueban su conocimiento del hule, pero todavía no se conocen ejemplos de canchas en sitios olmecas, aunque las de la Costa del Pacífico están bien documentadas. Mientras que en la sección La práctica del Juego de Pelota se enlistan los atavíos e instrumentos que portaban los contendientes, algunos de ellos lujosos penachos de plumas, tocados con piedras preciosas, collares de mosaico, cinturones, sandalias, rodilleras, anillos de metal, capas y faldellines de plumas. En cuanto a las herramientas, los candados eran objetos de piedra que se asían con la mano para golpear la pelota; eran frecuentes en la Costa del Golfo, pero también en el área maya.
En ese sentido, en el apartado sobre La cancha del Juego de Pelota se hace una descripción de los diferentes tipos de arquitectura y los elementos decorativos que la componían, además de sus significados. La cancha era un acceso al inframundo y, al mismo tiempo, el conducto para el nacimiento del Sol todos los días. La cancha más antigua registrada hasta la fecha se localiza en un sitio conocido como Paso de la Amada, en Chiapas, y fue construida entre 1400 y 1200 a.C., que corresponde al periodo Preclásico. En la siguiente etapa, el Clásico (100-600 d.C.), las ciudades mesoamericanas más grandes tenían por lo menos un escenario de juego.
Sin embargo, del 650 a 900 d.C., en el Epiclásico, se edificó el mayor número de canchas, por ejemplo, en Cantona, Puebla, existen 24; en Tajín, Veracruz, 17; y en Chichén Itzá, Yucatán, 19. Ya para el Posclásico (1200-1521 d.C), las canchas adquirieron la forma de una “I” y estaban localizadas en el centro de los grandes centros urbanos, asociadas además a los más importantes templos. Así, en México-Tenochtitlan se encontraba en la plaza sagrada de la ciudad un complejo que incluía temascales, el tzompantli o altar de cráneos y plataformas para danzas rituales.
Finalmente, en Rituales y ceremonias se presentan los diferentes significados del ritual del Juego de Pelota, y los cambios del mismo por las sociedades mesoamericanas, las cuales relataban su visión del universo, su vínculo con la fertilidad, la guerra y la lucha de opuestos como una manera de preservar la continuidad de la vida. (Con información de Notimex/JJJ)